Soy Susan Bravo, músico, trabajo en orquestas de cámara y hago clases
en proyectos de orquestas juveniles e infantiles. Esto me ha permitido estar en
contacto con muchas personas, ver realidades distintas y estar en varias partes de
Chile y el extranjero. Con esto he sacado una reflexión de cómo se quiere ver las artes en general y la función de éstas perjudicando la enseñanza y la apreciación de la música por algo más feo, sin armonía, y grotesco.
Se menosprecia el trabajo y el tiempo de estudio para poder lograr un resultado
hermoso y agradable. Y donde incluso algunos caen seducidos por estas ideas
filosóficas alejadas de la realidad y olvidando el sentido de ser artistas.
La música, como otras artes ha sido deconstruida eliminando pilares importantes como la armonía, el ritmo, la técnica y la estética, con el fin de promover ideología y llevar a cabo un plan de ingeniería social. Pero antes es importante entender cómo la música a avanzado y sus experimentos armónicos en el transcurso de los distintos periodos. Su evolución ha sido muy importante para el desarrollo de esta disciplina.
Gracias a su trascendencia, tenemos acceso a las obras de los grandes compositores de la historia. Sus avances en teoría de la música, armonía y el desarrollo técnico de cada instrumento nos permite seguir con el legado y poder ir a salas de conciertos a escuchar una sinfonía de Mozart o aprender un instrumento musical.
Pará comenzar, la palabra armonía es de origen griego que significa acuerdo,
concordancia, del verbo hermoso, se utiliza en la música para definir los acordes y
como combinarlos para dar sensaciones distintas como la armonía consonante
(relajación, sosiego) y la disonante o dispuesta (tensión, hiriente).
En el período barroco, clásico y romántico la música es tonal, por lo que podemos
percibir las frases musicales, sin importar que muchas veces haya cambiado de centro tonal a través de las modulaciones.
Los primeros experimentos de la música atonal libre fueron en el período Romántico por varios compositores como Franz Liszt, que inspiraron a Alexandr Scriabin en el impresionismo y la atonalidad con acordes de cuartas y no triadas con intervalos de terceras en una de sus sonatas. Y Charles Ives, compositor norteamericano que experimentó con la aglutinación y la politonalidad.
Con respecto al cromatismo el compositor Richard Wagner utiliza este recurso en el preludio de su obra Tristán e Isolda para no retornar a la tonalidad dominante, al
punto de casi desaparecer, pero lo usó con fines estéticos y sólo en esta obra.
Fue Arnold Schönberg que dio el inicio definitivo y abandonar la tonalidad con sus
resoluciones comunes. Y posteriormente sus alumnos Anton Webern y Albán Berg
continuaron con el desarrollo del estilo, sobre todo en la forma.
Schönberg tenía un sistema dodecafónico, que consiste en el uso de doce notas de una escala cromática (los semitonos entre una nota y su octava). Con ésto el
compositor determina un orden en que se debe tocar las notas sin repetirlas. Una vez tocadas las otras once notas, está definida la “serie original”, impidiendo la coherencia tonal.
Habiendo dicho todo esto voy a comenzar a hablar sobre el filósofo Theodor Adorno, que desarrolla una filosofía de la música en donde menosprecia la trascendencia y belleza.
Estudió en la universidad Johann Wolfgang Goethe de Fráncfort de Meno. Ahí
estudió sociología, filosofía, psicología y música. Después de titularse, consideró la
posibilidad de ser compositor y filósofo. Es ahí cuando decide ir a la Segunda Escuela de Viena para estudiar composición con Albán Berg, y donde también frecuento a Webern y a Schönberg. De este último compositor, consideró sus teorías de tonalidades libres para su formulación de la idea de la nueva música. Estas ideas estaban muy ligadas con complejos conceptos filosóficos. Pero sus composiciones no tuvieron éxito en la Escuela de Viena, y abandonó la carrera de música para volver a Fráncfort.
Adorno desarrolla sus ideas de la nueva música, dando a entender que la música
tonal hasta el neoclasicismo es burguesa, complicada en su técnica y muy emocional. Para Adorno la música debe ser pensada matemáticamente, simple y ser objetiva a nivel social pero no emocional. Habla como si la música nunca en los periodos pasados fuese pensada al momento de su creación, y olvidando que también pensaban en una línea melódica para poder expresar y sentir una emoción.
En su crítica de la música clásica, dice que ésta solo puede funcionar en la sociedad si su nivel técnico no es elevado y un repertorio adecuado para las masas. Aquí se contradice porque la música contemporánea es compleja de entender, y es menos escuchada, porque es más rítmica, no tiene un sentido armónico y su estética no es agradable.
Adorno asegura que el atonalismo es la forma de llegar a las masas y generar una
revolución, manteniendo a la sociedad adormecida para que puedan recibir el mensaje marxista.
Con respecto al gusto musical, él dice que es un invento capitalista para favorecer la industria de la música. Piensa que la sociedad debe tener el mismo gusto musical y escuchar lo que es adecuado, como si la sociedad fuese un ser que necesita que le digan que es mejor para él, y sin poder cuestionar.
Al director de orquesta lo considera elevado en personalidad, que va por sobre la
obra en sí y que el oyente no toma atención a lo que escucha. Con esta idea deja en claro que no entiende la función del director, y que la versión de la obra es personal dentro de lo escrito y pautado en la partitura por el compositor. Lo mismo ocurre con los solistas, ellos ponen parte de su esencia en la obra haciendo que la misma pieza tenga un sentido diferente dependiendo de la visión del intérprete. Por esta misma razón podemos tener preferencia a ciertas orquestas, directores o solistas por nuestros gustos hacia sus visiones musicales.
La música es objetiva y subjetiva a la vez porque la intención del compositor es
trasmitir una emoción y que cada individuo siente de mayor o menor intensidad a la hora de escuchar una obra. La belleza de sus líneas melódicas nos transporta a un mundo diferente, algo mágico que nos quiere hacer ver el compositor, ya que de esta manera expresa una idea, una historia o un sentimiento.
La música no puede ser un instrumento para moldear a la sociedad, y menos intentar modificarla por ideas filosóficas que nada tienen en común. Aquí sólo veo a un hombre que por no tener talento a la composición y querer imponer ideas marxistas, quiso cambiar a la sociedad para que tuvieran cabida sus frustraciones y fantasías.
Susan Bravo Canales
Músico - Chelista
Presidenta del Partido Libertario
Miembro de Artistas Libres
Muchas gracias Susan por este artículo, la armonía es belleza y unión ordenada, pero todo lo obvio hay que volver a rescatarlo hoy en día. Saludos!